A poco más de dos años del inicio de la pandemia de la Covid-19 que ha puesto en jaque a los sistemas sanitarios de prácticamente todos los países y, al mismo tiempo, a la mayoría de los procesos productivos del capitalismo global, además de evidenciar en toda su dimensión la precaria realidad social de las mayorías, se ha sumado el conflicto en Ucrania, un punto de inflexión que perfila una reconfiguración geopolítica y geoestratégica y vislumbra un nuevo orden internacional, donde los polos de poder de este siglo XXI buscan reposicionarse como actores preponderantes, llámense Estados Unidos, Rusia, China o la Unión Europea. Estamos probablemente en el ocaso del orden mundial de la posguerra fría, en el que predominaron la economía de mercado y la democracia liberal como los dos principales pilares del auge indiscutible del modelo representado por la globalización.

La multiplicidad de actores y su creciente interdependencia contrasta con las voces y los procesos que anuncian el fin de la globalización tal y como la hemos conocido hasta ahora. Los enormes desafíos a escala planetaria, como los problemas medioambientales, la posibilidad de escalamiento de conflictos armados abiertos, la exacerbación de las violencias, la fragilidad de las instituciones, la creciente vulnerabilidad de todas las formas de vida y de gran parte de las sociedades, el aumento vertiginoso de la movilidad de millones de personas desplazándose en busca de refugio en otras latitudes debido a conflictos locales y regionales que amenazan en convertirse en conflagraciones de carácter planetario, así como los grandes retos que plantean las crisis alimentaria y de la salud, mantienen en riesgo permanente a la paz mundial y nos enfrentan a un futuro inmediato lleno de incertidumbre.

En esta situación están inmersos los tres países que conforman América del Norte, actores clave con sus intereses particulares y problemáticas internas que complejizan los procesos de integración al colocar la seguridad nacional por encima de los intereses financieros y comerciales, cuestionándonos ¿cuál es el futuro de la integración regional frente a una globalización en crisis?, ¿cómo afecta a cada uno de los tres países la crisis actual de suministros energéticos?, ¿cómo el aislamiento de Rusia por parte de Occidente afectará el funcionamiento de las cadenas de valor en la economía mundial?, ¿qué papel jugará la región norteamericana en el escenario de un nuevo orden internacional?, ¿cuáles son las expectativas en los diversos ámbitos de las ciencias sociales y las humanidades en el mundo pospandemia?

Invitamos a investigadores, profesores, representantes de organizaciones de la sociedad civil, funcionarios públicos, diplomáticos, estudiantes y demás públicos atentos a las áreas afines de nuestro campo de estudios a participar en las distintas modalidades que incluye esta convocatoria, considerando como punto de partida las líneas de investigación ya citadas dentro de los campos de las ciencias sociales y las humanidades, así como los ejes temáticos vinculados al título del Congreso.